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2007/03/28

Carta de Julián Carrón a los miembros del Movimiento Católico Comunión y Liberación despues de la Audiencia con el Papa.

Milán, 28 de marzo de 2007

Queridos amigos:

La magnitud del acontecimiento que hemos vivido el sábado 24 de marzo en la Plaza de San Pedro marcará para siempre nuestra historia. Sólo la identificación con lo que ha sucedido con el tiempo nos hará descubrir todo su alcance.

El pueblo que somos, consciente de su fragilidad y, a la vez, de la gran suerte que hemos tenido por la gracia recibida, ha acogido a Benedicto XVI y se ha dejado abrazar por él.

No encuentro mejor modo de expresar lo que ha ocurrido que estas palabras de don Giussani, que volvimos a escuchar el sábado pasado: «Si Dios se hiciese hombre y viniese a vivir entre nosotros, si viniese ahora, si se hubiese colado entre el gentío, si estuviese aquí entre nosotros, reconocerle, a priori lo digo, debería ser fácil… por una excepcionalidad incomparable». «Qué sobresalto del corazón reconocerle –comenta una de vosotros–, haber podido decir: “¡Eres Tú!”. Ayer, entre la muchedumbre, ¡Él se hizo presente otra vez! Con esa excepcionalidad inconfundible de la Belleza y la Verdad que se hacen carne».

Todos hemos sido testigos de lo que es capaz de hacer Cristo si nos dejamos atraer por Él. Su atractivo, en efecto, se ha demostrado vencedor una vez más. Pero toda esta belleza no habría bastado si cada uno de nosotros no hubiera estado dispuesto a dejarse arrastrar por ella hasta el reconocimiento de Cristo presente. Ha sido, de nuevo, su belleza, secundada con sencillez de corazón, lo que ha generado el pueblo que todos han visto en Roma. ¡Gracias, amigos, por el testimonio que me habéis dado! Os invito a fijaros en cómo ha estado el Papa entre nosotros y a retomar continuamente lo que nos dijo –prestando atención también a “cómo” nos lo dijo–.

Por mi parte, quiero subrayar tres puntos:

1) el reconocimiento del origen personal del carisma: «El Espíritu Santo suscitó en la Iglesia, a través de él [don Giussani], un movimiento, el vuestro, que testimoniara la belleza de ser cristianos en una época en la que iba difundiéndose la idea de que vivir el cristianismo es algo fatigoso y opresivo». Esto ocurrió en primer lugar en don Giussani, herido por el deseo de la Belleza. Su experiencia se ha convertido en método: «volver a proponer de modo fascinante... el acontecimiento cristiano»;

2) la confirmación de la permanencia del carisma en la experiencia del movimiento. «El acontecimiento que cambió la vida del Fundador ha “herido” también a muchísimos de sus hijos espirituales». Por ello, «Comunión y Liberación es una experiencia comunitaria de la fe... originada por un encuentro renovado con Cristo... [que] todavía hoy se sigue ofreciendo como una posibilidad de vivir de modo profundo y actualizado la fe cristiana». De esa continuidad da testimonio el cambio que obra en nosotros el mismo acontecimiento que cambió a don Giussani;

3) una renovada invitación a la misión: «“Id a todo el mundo a llevar la verdad, la belleza y la paz que se encuentran en Cristo Redentor”. Hoy yo os invito a seguir por este camino». Para responder a esta tarea el Santo Padre nos ha dado una preciosa indicación de método: esto sólo será posible «con una fe profunda, personalizada y firmemente arraigada en el Cuerpo vivo de Cristo que garantice la contemporaneidad de Jesús con nosotros». Nos invita así a seguir un camino educativo en el que madure una fe tan profunda y personalizada «en total fidelidad y comunión con el Sucesor de Pedro y con los Pastores» que nos lleve a estar en la realidad «con una espontaneidad y una libertad que permitan nuevas y proféticas obras apostólicas y misioneras». De esta manera podemos colaborar con nuestro carisma, junto a nuestros Pastores, «para hacer presente el misterio y la obra salvífica de Cristo en el mundo».

Pedimos todos juntos a la Virgen que nos haga dignos de esta tarea, sosteniéndonos recíprocamente en la súplica para que cada uno diga su “sí”, que será tanto más verdadero cuanto más conscientes seamos de nuestra desproporción.
Seguimos rezando por el Papa, testigo apasionado de Cristo ante nosotros.

Feliz Pascua de Resurrección.

Julián Carrón

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